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Un año más acudimos este fin de semana a nuestra cita anual con el Primavera Sound, nuestro festival fetiche. Cuatro días intensos de conciertos con un tiempo maravilloso que nos ha acompañado hasta la última jornada de ayer en la que cayó el gran chaparrón. Este año el festival dio el pistoletazo de salida con los conciertos gratuitos en Arc de Triomf donde pudimos disfrutar de unos divertidos Jeremy Jay y los más que convincentes The Walkmen, mientras saboreabas las latas de Estrella o Aurum que te vendían los pakis, todo muy surrealista la verdad. Pero bueno, ya tendríamos tardes y noches en los días siguientes para disfrutar de la aguada cerveza oficial del festival persiguiendo a los mochilamans.



Esa misma noche en el Apolo, tras pasar un nuevo desliz de la organización que, en principio, porqué a mi no me llegó nada, había avisado los días antes de que solo se podría entrar con reserva a estos conciertos, logramos pasar a dentro y disfrutar de una noche más que satisfactoria. En primer lugar un grupo al que tenía muchas ganas de ver en directo, Chartlift, muy divertidos e ideales para iniciar la parte más movida de la noche que se culminó con un conciertazo de Beach Fossils, unos chavalines que descubría hace un par de años en el Primavera Club y que con su segundo disco han confirmado lo que ya intuíamos, tienen mucho futuro, fantásticos. Poco tiempo más tuve para disfrutar de un par de temas de Kindness que apuntaba muy buenas maneras ya que era hora de economizar esfuerzos la jornada del jueves pintaba larga.



Inauguramos la jornada del jueves con Friends, un grupo francamente entretenido que mezcla electrónica con mucha percusión y el carisma de su solista, cuya imagen de ravera moderna me dejó un pelín descolocado. Era el momento de empezar con las camitas entre escenarios para acudir a la llamada de Grimes, una chica muy mona con temas muy interesantes que había que testear en directo. Y la verdad es que fue bastante decepcionante, no sabemos si fue fruto de los problemas de sonido constantes que tuvo la chica pero el sonido era bastante pésimo y monótono, una lástima, aunque para lástima las amigas y amigos que salieron a bailar, por decir algo, en medio de su concierto, de vergüenza ajena.





Por suerte poco después nos recompusimos al poder disfrutar de un conciertazo de Mazzy Star programado a una hora perfecta, sobre las 22.00, y con un escenario Ray-ban espacioso en el que pudimos fundirnos con la burbujeante música de la veterana banda de Hope Sandoval. Y de conciertazo a conciertazo con los maravillosos Beirut, qué sonido y qué saber hacer en el escenario, una gran experiencia sin duda no exenta además de temas bailables con los que animar el cotarro, y posteriormente los esperados The XX que quizás padecieron un poco el horario pero que siempre resultan más que agradables aunque habrá que esperar a ese segundo disco para ver como evolucionan. Enfilábamos la madrugada y era momento de darle un poco de alegría al cuerpo con los siempre efectivos Franz Ferdinand, que se quedaron precisamente en eso, en efectividad sin mayor gloria.



Quedaba por llegar uno de los conciertos más esperados de franja electrónica de este festival, la actuación en directo de John Talabot y Pional. Una actuación más analógica de lo que tienen por costumbre los artistas electrónicos y en un formato 100% concierto, parando entre tema y tema. Una agradable sorpresa que convenció sobradamente tanto en formato como en sonido. Cerró la noche Erol Alkan con una sesión que no pasará precisamente a la historia, aburridito, y encima me quedé con las ganas de ver a Rustie.



Amaneció un nuevo día y tras una comida energética rumbo de nuevo al recinto del Forum, nos esperaba para inaugurar la jornada del viernes el gran Bigott. Divertidísimo concierto con todo un personaje como lo es este zaragozano iluminado que nos hizo pasar un muy buen rato. Tras ver un poco a The Chameleons era el momento de acudir al auditori para ver a la veteranísima Marinanne Faithfull, una mujer que se ha codeado con los más granadito del pop rock internacional y con una vida de lo más ajetreada que le ha pasado factura. Algo que pudimos comprobar con lo cascada que estaba la probre mujer que apenas se aguantaba de pie media canción cayendo enseguida a su taburete. Con gafas del cerca para leer las letras y tomándose un té calentito a media actuación, la experiencia valió la pena aunque fuera solo por el excelente banda que la acompañaba, realmente muy buenos.



Tras este reconfortante descanso sentados en las butacas del Auditori volvimos a la gresca porque nos esperaba el gran momentazo del festival, la esperadísima actuación de The Cure. Una actuación que respondió con creces a las expectativas con tres horazas de concierto, casi nada. Todo un reto para nuestras doloridas piernas que por suerte se iban moviendo continuamente por este greatest hits inacabable que nos ofrecieron Robert Smith y su banda. Las tocaron todas y más allá, con larguísimos interludios instrumentales para deleite de las más de 30.000 almas que nos reuníamos en el escenario San Miguel. Un alarde de profesionalidad extraordinario que no bajó ni un momento de nivel, con un Robert Smith soberbio en la voz y una banda fantástica que facturaron un sonido potente y nostálgico. Una gran experiencia que merece la pena vivir.



Recuperados mental y físicamente de tamaña aventura fue el momento de volar un poco con M83 y sobre todo disfrutar del conciertazo de The Rapture, soberbios también en un San Miguel atiborrado de gente. Muy buenos. Fue el momento de cerrar la noche con otra sesión más bien decepcionante, y más con las expectativas que había, de Rebolledo y Matías Aguayo, sin duda no ha sido el Primavera de los djs este año.

Última jornada farcida de propuestas interesantes las que se nos presentaba el sábado. Empezamos con uno de los tapados del festival, los barceloneses Atleta, una pareja que con sencillez y buen hacer crean unas atmósferas absorventes siempre al límite del extasis, muy buenos y con mucho futuro. Momento de desplazarse de nuevo para el Auditori a ver a otro de los nombres a priori cabecera del festival, Jeff Mangum, con una platea completa para ver el único concierto por el que tenías pagar los dos euros de suplemento y otra nueva decepción. Un concierto solo reservado para superfans del ex componente de Neutral Milk Hotel que salió al escenario en plan diva del folk tipo Sundace aporreando una guitarra y con un solo micro. Un afán excesivamente intimista teniendo en cuenta que estás en un auditorio para mil personas y no en un bar de carretera de Milwaukee. Una lástima y más sabiendo que te estás perdiendo el concierto de Veronika Falls.



Por suerte en el Primavera Sound siempre tienes donde elegir y pudimos llegar a tiempo para disfrutar del fantástico Dominique A y su banda al tiempo que nos movíamos para ver parte del concierto de Real State que sonaron francamente bien. Nos esperaban posteriormente Chromatics a los que había muchas ganas de ver en directo con las habituales dudas de si serían capaces de plasmar sus maravillosas canciones del disco en directo y cabe decir que lo consiguieron sobradamente. Fue muy bonito bailar algunas de sus mejores canciones con la brisa mediterránea acariciándonos la cara. Nuevo momentazo.

Para recuperarnos, unos momentos de calma con Yo La Tengo y sus agradables melodías y a ver un poquito a Washed Out y a bailar con Jamie XX, el mejor de los djs sin duda. Para finalizar disfrutamos de otro poco de Pional y de la matraca de Scuba para dar por finalizado un año más nuestro Primavera Sound particular. Hasta el año que viene.